34. Poema a las piedras de El Castellar: Fe y trincheras
Las cadenas humanas separan fe y bombas.
Un rezo fijado por un calendario.
Los pinchos de campo de batalla recuerdan que la tierra que pisamos, aunque nuestra, se debe al duelo de las bombas.
Campo de maniobras, llámese cómo bien guste... es tierra de minas, de balas y de destrozo. Polvo, pocas hierbas y nada de vida.
Una vida ligada a ese monte, el de El Castellar que en años atrás aguardó a civilizaciones, judíos y cristianos; castillos y pueblos que vivieron en lo hoy yermo: aquellos que construyeron sus piedras durante décadas.
Abandonado y conquistado, el expolio, la resignación y el olvido han mutilado sus encantos.
Poco queda para que las últimas puertas y ventanas sucumban a la erosión y al agua, nuestros hijos no podrán ver el tesoro de su tierra.
Mi padre ya recuerda decenas de paredes más y yo contaré esta historia, la historia de unas piedras que por bombas y abandono acabaron en las laderas, desprendidas hasta el cauce del rió que bañó su era.
Fotografías con copyright © Patricia G. Photos
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