78. Un sueño de tres rostros
Ayer el arte humano de encontrar el sueño me llevó hasta
Paris. Hasta las primeras horas en la ciudad, una ciudad que se nos enseño
apagada, nada de esas luces prometidas. Con muchas más calles y distancias de
las estudiadas, con códigos que memorizar y mapas que ver. Desde Drout
callejeamos con la intención de llegar a Notre Dame, elección de turista
novato. Calles oscuras, sin encanto, edificios majestuosos pero sin nata ni fresa, comercios medianos, objetivos nuevos sólo recuerdo una falda de novia…
Pasos que nos llevaron a una entrada que con imaginación se convirtió en el Louvre,
quizás era yo sigo creyendo que sí. Perdidos sin luz, miedosos, la cámara, la
cartera dónde estamos... ciudad. Esa es la imagen que mi inconsciente había
olvidado y que mi novio hacia unos meses me había recodado en una conversación
de barra de bar.
A metros de esa muralla que para nosotros era el Louvre, a
metros del río que nos iba a guiar entre
unos andamiajes estaba una madre joven, una chica de mediana edad maltratada
por la vida con un niño o niña abrazado y un bebé cerca de su rostro. La verdad
que nunca me imaginé ver esta imagen que más localicé con una película de
guerra; sí una película una representación de una ficción que, aunque duela, puede ser verdad. Una verdad a la que no reaccioné; sólo me llevaron dos ideas a
mi cerebro acostumbrado a la vie en rouge: hacer una foto... no el flash les
despertará - dinero… se asustarán... Un brazo me cogió y seguimos avanzado.
Todavía
veo sus rostros hoy supongo que deformados por un retrato más escultórico y onírico que real. La pobreza
y el drama ahí tirados en la calle mientras dos jóvenes ilusos buscan la sin
importancia Notre que…
No sé porque volvieron esas imágenes a mi mente y no sé
porqué ayer pero la verdad que me gustaría encontrarme de nuevo en ese lugar a
esa hora y con ese cuadro real. Tengo el sueño de disparar la cámara de contar su historia de ponerle cara a este relato.. aunque ahora pienso que no necesito una imagen para ilustrar la
pobreza, la denigración, la no esperanza… quizás sólo necesito verlos sonreír.
Esa noche no me salieron más fotos, borrosas, con luces y flashes supongo que la realidad chocó con mis retinas.
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